A short title on grief in this year of universal grief

I lost my beloved husband Stanley Arthur Coombs to cancer in 2016. Over these four terrible years, I’ve learned many truths, for example:

  • Grief marks a before and an after in the life of the survivor.
  • You don’t “get over” it. You learn to live with it.
  • Every grief is unique.

Most grief publishers seem to keep to the practical, providing tips and tricks for how to go on when your world has collapsed. This essay goes in search of the reasons to keep going.


In this disastrous year, grief is becoming universalized. I’ve decided I can’t be the only one who wants a symbolic framework to make sense of their grief. So here is my essay, which interprets the symbolism in three different dreams I had during the first year of my particular grief. I hope it helps.

Dreaming Through the Pain is available for 99 cents as a digital download from Amazon here, and from any other retailer you desire here.

A Journal for the Castle Lover in Your Life in English and Spanish

CoverAçedrex Publishing is pleased to announce the first book in a new series. Studies have shown that writing by hand provides better emotional release and memory retention. With this in mind, we wanted to provide beautiful, comfortable spaces for you to record your thoughts and experiences. We’re starting big.

Castles: A Journal for Visiting Historic Castles, Palaces, Forts, and Other Architecture

If you love visiting castles, fortresses, palaces, or any kind of historic architecture on any continent, this is the journal for you. Take it with you on your adventures, or keep it at home to fill out when you get back. Either way, this book has lined pages and prompts so you won’t forget the important details. Blank pages allow you to let your imagination run wild. Full of your memories, this book becomes a unique and treasured keepsake.

You can also use this book to plan your castle-hunting trip! It is our sincere belief that the “new normal” will eventually allow for fun excursions, safe from illness. Creating this journal is an act of hope.

Photos of Biar Castle, taken on the editor’s excursion to that mountain town in Alicante province in December 2019, grace the front and back covers.

This book is available as a paperback so you can use a nice soft pencil or your favorite pen to remember — or to plan or even dream about — your castle adventures. This book is appropriate for beginners as well as castle-visiting veterans.

¡También en español!

CoverAçedrex Publishing anuncia con orgullo una nueva serie. Se ha demostrado que escribir a mano proporciona una mejor catarsis y mayor capacidad de memoria. Con esta idea, queremos crear espacios únicos y cómodos para grabar tus pensamientos y experiencias. Empezamos a lo grande.

Castillos: Un diario para visitar castillos, palacios, fortalezas y arquitectura histórica 

Si le encanta visitar castillos, fortalezas, palacios o cualquier tipo de arquitectura histórica en cualquier continente, este es el diario para usted. Puede llevarlo en sus aventuras o guardarlo en casa para completar cuando vuelva. Este libro tiene páginas con renglones y entradas para que no se olvide de los detalles importantes. Las hojas en blanco le permiten dejar volar su imaginación. Lleno de tus recuerdos, este libro se convertirá en un recuerdo único y atesorado de toda la familia.

¡También puede usar este libro para planificar sus visitas a castillos en un momento futuro! Creemos que un gran día, esta nueva normalidad permitiría hacer excursiones libres de enfermedades. Crear este diario ha sido un acto de esperanza. Las tapas presentan fotos que sacó la editora en una excursión en diciembre de 2019 al Alcázar de Biar, Alicante.

Este libro está disponible en tapa blanda para escribir con un lápiz que se puede borrar o tu bolígrafo favorito para recordar – o planear o incluso soñar – tus aventuras. Tanto los principiantes como los veteranos de cazar castillos podrán utilizar este libro.

Bestsellers 2015 and What’s to Come in 2016

It hasn’t been a great money year for Açedrex Publishing. But Açedrex was founded for the love of books, so in 2016 we’ll persevere and get even more great reading material out to you readers of the world.

As usual, our best selling book of 2015 has been

9781937291525

These journals are fascinating reading, whatever your opinion of Columbus. You should read his story in his own words in order to make better arguments for enshrining his achievements, vilifying him, or forgetting about him all together.

Other great things that happened at Açedrex this year:

New releases

Our first nonfiction from Rook’s Page, Skinny Zen, is revolutionizing the diet scene. Unpredictable Worlds was published and recognized with a five-star review from Reader’s Favorite. Tree/House is out in a new edition and is our first foray into audiobook!

Something else great coming in 2016:

New release early 2016

A Predator’s Game by Martin Hill Ortiz from Rook’s Page Publishing.

APG 1

You’ve heard of Tesla, Arthur Conan Doyle, and maybe even H. H. Holmes. You haven’t seen them like this. This is the thrilling sequel to Ortiz’s fantasy thriller A Predatory Mind, coming to you in early 2016.

Açedrex and Rook’s Page will keep on bringing you books we love and that we hope you love, too. Happy New Year!

Nueva Publicación: Herencia de Clorinda Matto de Turner

H2Con placer incomparable, podemos ya anunciar que hemos conseguido el sueño de llevar al público lector moderno todas tres “novelas peruanas” de la incomparable Clorinda Matto de Turner. Terminamos la colección con la novela más urbana y más orientada hacia las mujeres: Herencia.

La última novela de la siempre controversial Clorinda Matto de Turner toma lugar en la Lima del siglo XIX. Retrata a seis mujeres que tienen que tomar sus decisiones limitadas a base de las apariencias bonitas que a lo mejor ocultan fealdad. En su tiempo fue considerada pornográfica por describir los sentimientos más íntimos de sus personajes femeninos.

Es una representación de las clases altas y bajas y un razonamiento sobre el grado en que un entorno sano y una buena educación aumentan la probabilidad de que un joven se convierta en un adulto bueno. Más compleja y sutil que Aves sin nido e Índole, Herencia presenta la vida urbana en una serie de observaciones agudas. Es una especie de secuela, porque ofrece además el final de la historia de Margarita, el amor de Manuel, empezada en Aves sin nido. No querrás perder la oportunidad de ver cómo Margarita recibe su Herencia.

Por ser la primera persona que expuso el maltrato de los indígenas del Perú, Clorinda Matto de Turner fue censurada por la Iglesia Católica, se quemó en efigie, y forzosamente emigró a la Argentina. Como Aves sin nido, Herencia critica abiertamente la sociedad de su tiempo a la misma vez que es una novela encantadora. No ha dejado de ser importantísima y relevante.

Presentada en edición electrónica corregida por primera vez, hemos preservado algunas de las inconsistencias ortográficas particulares del Perú del siglo XIX y corregido los simplemente molestos.

La portada es muy especial porque utiliza una fotografía auténtica del Perú del siglo XIX que muestra claramente la moda vigente de que las mujeres taparan la cara al salir a la calle.

Herencia se puede comprar por muy poco en: Kindle US | Kindle España | Kindle México | Nook | Kobo

Nueva publicación: Índole de Clorinda Matto de Turner

Indole BoreasVista la alta calidad de Aves sin nido además de las ideas sensatas de su autora, hace tiempo que queremos llevar las otras dos “novelas peruanas” de Clorinda Matto de Turner al público lector en formato digital. Ya por fin el sueño empieza a hacerse realidad: tenemos el placer de presentar Índole, la segunda novela, que se publicó originalmente dos años después de Aves sin nido.

Don Antonio y doña Eulalia se quieren profundamente. Son el modelo de la pareja feliz. Tanta felicidad atrae enemigos: para Antonio, puede ser la bancarrota si no sacrifica su integridad y para Eulalia, puede ser el cura del pueblo, que la desea a cualquier precio.

Conoces Aves sin nido de esta misma autora: este libro es su complemento. Trata algunos de los mismos temas desde la perspectiva de la gente de buena “índole,” con la misma sensibilidad y la misma agudeza de observación. Leer este libro es volver sobre los pasos de los peruanos de hace 150 años.

Por ser la primera persona que expuso el maltrato de los indígenas del Perú, Clorinda Matto de Turner fue censurada por la Iglesia Católica, se quemó en efigie, y forzosamente emigró a la Argentina. Como Aves sin nido, Índole critica abiertamente a los funcionarios, las autoridades judiciales, y el clero de su tiempo a la misma vez que es una novela encantadora. No ha dejado de ser importantísima y relevante.

Presentada en edición electrónica corregida por primera vez, hemos preservado algunas de las inconsistencias ortográficas particulares del Perú del siglo XIX y corregido los simplemente molestos.

Se puede comprar y gozar ya.

Kindle | Kindle España | Kindle México | Nook | Kobo

Dragones en tapa blanda

TLP Esp

Han estado esperando muy pacientes. Han leído y disfrutado de “La bruja y la moza de la taberna.” Han comprado copias digitales.

Por fin llegó el momento que tanto esperaban: el libro infantil más interesante del año, con princesas, dragones, playas, piratas, un mago y una bruja ¡ya llegó en tapa blanda!

Petra y Daniel tienen poco interés en el pueblo pintoresco de pescadores que sus padres los han obligado a visitar de vacaciones. Ellos no saben que este pueblo tiene un legado de dragones.

Más divertido que la exploración de museos o ruinas pintorescas, una pequeña piedra en una playa desierta les ofrece la posibilidad de realizar magia, discutir con seres elementales, robar corazones, ir a la guerra, escribir poesía, escapar de un surcador de mares, y navegar el barco la Princesa valiente. Su mundo gris de llovizna nunca será lo mismo.

Del genio del autor famoso de la Trilogía Astreya, estas historias fantásticas y ligeramente melancólicas resonarán con las preguntas profundas que te haces mientras realices las tareas diarias.

“Una colección encantadora y original con personajes memorables y lenguaje elegante.”  —V. E. Ulett, autora de Captain Blackwell’s Prize

“Inteligentes y elegantes cuentos… Este libro debe ser considerado un clásico de la fantasía.”  —Spider Robinson, premio internacional en literatura fantástica

Amazon | Amazon España | Barnes & Noble | Pídela en tu librería preferida

Y sigue disponible en todos los formatos digitales:

Kindle | Kindle Canada | Kindle España | Kindle México | Nook | Kobo

La Bruja y la Moza de la Taberna de Seymour Hamilton

Hemos tardado un poco porque queremos que esta edición de La Princesa valiente de Seymour Hamilton sea perfectísima. Como adelanto al debut de la tapa blanda, estamos orgullosos de presentar uno de sus cuentos más sorprendentes, “La bruja y la moza de la taberna.” ¡Que disfruten!

TLP Esp

La Bruja y la Moza de la Taberna

Ana era una bruja – o eso pensaban los aldeanos. Estaban convencidos por la evidencia de su cuerpo curvado, sus hábitos excéntricos y su forma profundamente valiente de mirar hasta donde fuera que un hombre malvado mantuviera lo que le quedaba de su decencia. Por esta razón fue acusada de usar el mal de ojo. Ana vivía donde un camino irregular y poco transitado corría hacia el siguiente asentamiento al sur, una distancia de considerables e incómodas leguas que cualquier persona con sentido común sabía que sería mejor recorrerla en un viaje por el océano – suponiendo que hubiera una razón para visitar ese lugar.

Ana estaba muriendo. Se había reconciliado con el hecho en sí, pero no con la injusticia de saber que con un poco de ayuda podría recuperarse. Sin embargo, para alguien cuya columna vertebral tenía una desviación de más de un palmo hacia un lado, y cuyo hombro derecho estaba siempre inclinado hacia la oreja, simplemente no había la posibilidad de conseguir la comida y la bebida que necesitaba para sobrevivir. Una fiebre había debilitado su delgada figura hasta quedarse sin fuerzas, así que estaba en su cama en su casita de campo y trataba de abandonar este mundo con dignidad, lo supiera o no alguien más. Le molestaba que tanto ella como la casa necesitaran limpieza, que a su lámpara no le quedaba aceite, que sus libros fueran demasiado pesados como para que los cogieran sus dedos raquíticos, y que le picaba la punta de la nariz. Sin embargo, aunque no había nada que ella pudiera hacer sobre estas incomodidades, se habló acostada en la cama para mantener el coraje mientras se preparaba para el último y más desalentador paso destinado a toda la humanidad.

“Desear es lo que mantiene nuestra esperanza”, susurró. “Muchas veces he deseado tener un cuerpo fuerte, e incluso aunque no lo tuviera, este deseo llegaba siempre que descubría que sabía algo que la gente de cuerpo fuerte rara vez aprende. Supongo que todo se equilibra”. Se rió en voz baja. “Todo este conocimiento, y nadie a quien hablarle de ello. Qué pérdida de tiempo”.

Dirigió sus ojos marrones a la luz que entraba por la puerta abierta y vio un alerce brillando a la luz de la tarde.

“Es una bendición”, dijo en silencio. “Un alerce como una llama de oro viviente. Una buena vista para mi última tarde. No creo que se pueda pedir más. Pero lo hago: desearía tener una hija a la que haber visto crecer hasta convertirse en una mujer, cuyas penas yo podría haber conocido con comprensión y cuyas alegrías habrían confortado mis pensamientos. Y bueno…”

Cerró sus ojos cansados y escuchó los sonidos de la tarde. Una urraca se rió para sí misma, la suave brisa hacía crujir los alerces y barría las agujas muertas en montones ante la puerta de su casa. Deliberadamente transformó sus pensamientos hacia todos los momentos felices que pudo recordar, y  cuando estaba en el proceso de recrear los detalles de una particular noche deliciosa que había pasado riendo con Peder el Mago hacía ya veinte años, un sonido interrumpió su ensueño.

Fuera, en el camino, alguien estaba maldiciendo. Al principio Ana estaba ligeramente enojada por haber sido interrumpida en su proceso de despedirse de todos sus mejores recuerdos. Después, como las blasfemias continuaban, una admiración reticente fue sustituyendo a su irritación. Sabía que su voz se había convertido en un susurro audible sólo para cualquier persona cuyo oído estuviera casi tocando su cara, así que ni consideró la idea de intentar gritar, y puesto que lo único que había podido mover en un día fueron sus párpados y los labios, la idea de golpear algo para atraer su atención no tenía razón de ser. Ana escuchaba, pues no había nada más que pudiera hacer.

La maldición era peculiarmente bondadosa, como si la persona que hablase fuera consciente de que jurar no hace ni bien ni mal, pero sirve para aliviar sentimientos. La voz era fluida, y unía las palabras en frases intrincadas de abuso, sin repeticiones. Un amplio abanico de vituperio, lleno, rico, rítmico, castigó una piedra en un zapato, muchas ampollas, el camino que había causado todo, y la habitual intratabilidad del universo.

Ana había estado escuchando durante un rato antes de que le llamara la atención que oía la voz de una joven.

Debería haberme dado cuenta desde el principio, pensó Ana. Me pregunto quién es.

La voz respondió cortésmente a su muda pregunta.

“Bueno, segura como de que mi nombre es Jenny y que pretendo vivir mi vida libre, aunque puede ser corta, centraré mis posibilidades en esa casita abandonada y dormiré bajo techo, pase lo que pase”.

Llegó a la puerta pasos que cojeaban, y unas cuantas más maldiciones bien elegidas mientras un pie desnudo con ampollas rasguñó el suelo con agujas de alerces. Entonces los últimos rayos de la puesta de sol se derramaban entre los picos de las distantes montañas y a través de la puerta, y Ana vio la silueta de una mujer que sujetaba un zapato con una mano y con la otra empujaba la puerta abierta.

“¡Vaya!”, dijo la mujer que se llamaba Jenny. “Huele como si alguien hubiera muerto aquí”.

“No del todo”, dijo Ana, demasiado débil para que sus labios hicieran algo más que enmarcar las palabras. “Pero casi”.

“Aun así, viene lluvia o nieve”, dijo Jenny, entrando. “Y un tejado es un tejado”.

Ana estaba paciente en su cama. Había decidido que le gustaba lo que había oído y visto, pero no tenía ilusiones acerca de la capacidad de la gente para alejarse de la fealdad o la desgracia. Esperaba averiguar que ocurriría con esperanza, pero sin grandes expectativas. Las manos de Jenny tocaron la mesa, y Ana ofreció sus pensamientos para guiarlas hasta una cajita de yesca y una botella de aceite que durante días habían estado fuera de su alcance. Una chispa se encendió en la oscura casita de campo, y por su chorro de fuego naranja la lámpara y la botella brillaron brevemente. Un pie calzado y otro desnudo daban lugar, alternativamente, a pisadas con sonido fuerte y otras acolchadas, el aceite hacía glu-glú, la cajita de yesca raspaba otra vez, y después de unos momentos de soplidos mezclados con más maldiciones, la lámpara vaciló hasta conseguir una luz constante. Ana vio un brazo desnudo con bonito pelos casi invisibles, alcanzó a ver una nariz respingona, y vio el brillo de una cabellera rubia sobre las abultadas curvas de una figura robusta.

“Mesa, armario, silla, un manto colgado detrás de la puerta, zapatos…”, enumeró Jenny. “Sea quien sea el dueño de este lugar debe ser… ¡Oh, madre mía!”

La lámpara que Jenny sostenía en alto se hundió en su mano, y se acercó a la cama lentamente.

“Lo que me faltaba”, musitó. “Un cadáver para recordarme lo que me depara el futuro…”

Ana cerró sus ojos y los abrió de nuevo.

“¡Espíritu de la Vida!”, exclamó Jenny. “¡Está viva!”

Ana oyó los tap-clomp, tap-clomp de los pasos que se alejaban, y suspiró.

Qué se le va a hacer, pensó. Mejor debería volver a mi muerte como si no me hubieran interrumpido.

Cerró los ojos y trató no escuchar. Sin embargo, momentos después las ropas de la cama eran cogidas y la vergüenza interrumpió la ecuanimidad que había alcanzado al final de su vida, porque ella sabía lo sucia que se había vuelto.

“Primero el interior, después el exterior”, dijo Jenny.

Levantó la cabeza de Ana y le echó agua dentro de la boca, y también por sus mejillas y el cuello. El beber llegó mucho después de que Ana hubiera abandonado todo pensamiento de la tremenda sed que la había consumido el día anterior. Una parte de su mente casi rechazó el regalo del agua que da vida, pero su cuerpo se hizo cargo de sus necesidades. Sintió el líquido caer por su garganta, y una vez más sintió sus miembros. No fue una sensación totalmente placentera, pero le hizo acordarse de vivir, y vivió.

A continuación, Jenny cuidó a Ana con una disposición y una ternura muy en desacuerdo con su continuo flujo de invectiva variada. El abuso de buen humor estaba dirigido exclusivamente a la situación, nunca a Ana, y a cada momento que pasaba la anciana sentía que crecía su afecto por Jenny. Poco a poco, como primero fue bebida y después unas finas gachas de avena entraron cuidadosamente con una cuchara en su boca, Ana recuperó fuerza suficiente como para susurrar unas cuantas instrucciones acerca de dónde se guardaban sus pertenencias. Al final, estaba acostada en una cama recién hecha, su cuerpo limpio y alimentado. Lo último que Ana oyó aquella noche fue a Jenny gruñendo para sí misma mientras se preparaba una cama de musgo y alfombras en el suelo.

Cuando por la mañana la luz del sol salpicaba la colcha de Ana y templaba los nudillos de sus torcidas manos, oyó el chapoteo del agua en un cubo con la melodía de una canción vulgar que había escuchado por primera vez cuando Peder el Mago había bebido abundante cerveza de calidad una noche de verano, muchos años antes. Cuando Jenny volvió del arroyo cercano, Ana disfrutó de la vista del resplandeciente cabello de la joven, la figura completa y las faldas por encima de los pies con ampollas que ya no estaban apresados por los zapatos que les habían magullado.

“Buenos días, Jenny”, dijo Ana en voz baja.

“Oh, bien”, dijo Jenny. “Estás despierta. Ahora desayunaremos algo”.

Una vez que hubieron comido, una un generoso bol de copos de frutos secos y la otra unos cuantos bocados, se miraron, evaluando.

“No vas a morir”, dijo Jenny.

“Aún no”, estaba de acuerdo Ana.

“¿A quién puedo avisar para que te ayude?”

Recostada sobre una almohada, en una postura medio sentada, Ana encogió sus deformes hombros.

“A nadie. Todos los que se preocuparon por mí hace ya tiempo que murieron”.

“Hombres”, gruñó Jenny.

“Tengo en la memoria a alguien a quien recuerdo con cariño, y siempre lo haré”, dijo Ana.

“Pueden ser divertidos”, reconoció Jenny, cruzando una pierna sobre la otra, examinando sus dedos con ampollas. “No soy alguien que olvida los apretones y los abrazos, ni los ocasionales besos a medianoche”.

“Bien”, dijo Ana. “Pero hay más”.

“Eso creo”, dijo Jenny, expectante, con los ojos muy abiertos. “Pero pienso que no voy a creérmelo más”.

“Tan amarga, tan joven”, dijo Ana.

“Tan magullada, tan cansada, tan perseguida por un hombre que insiste en que es dueño de mi cuerpo y de mi alma”, espetó Jenny. “Y tan embarazada. Les odio a él y a su hijo”.

“Ódiale si quieres”, dijo Ana suavemente. “Aunque eso no te hará ningún bien. Pero no odies al niño”.

“Es su manera de controlarme. No es un hijo fruto del amor. Nunca debería haberme casado con él, pero ¿qué puede hacer una moza de una taberna, huérfana, cuando cree que ha encontrado un camino fuera de los cacharros y las botellas, de los pellizcos no deseados y de las largas horas? Le conozco mejor ahora, pero parecía un buen tipo cuando me cortejaba”.

“Entonces recuerda eso, y lleva al niño con alegría”.

“No tengo muchas opciones. Está a menos de un día de distancia de aquí. Me encontrará, y su hijo y yo moriremos juntos. No conoces su temperamento. Yo sí”.

“¡Deja de decir que el niño es del padre!”, dijo Ana secamente. “El niño es él mismo. Tienes mucha suerte de llevarlo dentro”.

“Incluso una bruja podría hacer lo mismo”, replicó Jenny.

“No todas pueden”, dijo Ana.

“¡Oh, madre mía!”, exclamó Jenny. “Son las palabras. Saltan desde mi boca demasiado rápido, y después me lamento de haberlas dicho. Debería haberlo adivinado. Eres una bruja, y tu cuerpo es tal que…”

“Tener niños me era imposible, afuera de que ningún hombre me miró como lo haría a una esposa”, completó Ana. “Y no soy más bruja que Peder mago. Pero él vino demasiado tarde. Soy fea. Eso es todo”.

“No lo eres”, contestó Jenny. “Eres hermosa. Es sólo que tu cuerpo es un poco… un poco retorcido. Pero no he visto cara más bonita, ni unos ojos más encantadores que los tuyos”.

Ana miró a Jenny con un momentáneo temor de burla o pena, pero sólo recibió de los ojos azules de la mujer la misma mirada directa, con los ojos muy abiertos.

“No tienes picaresca, Jenny”.

“Oh, puedo ser astuta”, dijo Jenny, y guiñó un ojo con picardía mientras se levantaba para fregar los platos.

“Puedes jugar al juego del amor, niña. Eso es diferente. No deberías envenenar tu vida”.

Jenny se encogió de hombros.

“Tiene que atraparme primero. Si puedo ir más allá de la Aldea sin que nadie me vea, pueden decirle que ha venido por el camino equivocado, y seré libre de él”.

En ese momento, el aire de la montaña trajo el sonido distante de sabuesos aullando.

“No”, susurró. “No con los perros de Kurt. No quiero morir de esa forma. Los deja que se mueran de hambre hasta la desesperación y luego capturar a su presa viva. Me amenazó con ellos cuando no quise compartir mi cuerpo con sus clientes en la taberna”.

“¿Es eso cierto, Jenny?”

Jenny se volvió hacia la anciana, con su rubio cabello cayendo a ambos lados de su rostro.

“Sí, lo es”, dijo Ana. “Muy bien, debemos parar a los perros y a él. Alimenta el fuego y tráeme ese libro que hay sobre la repisa de la chimenea. Ábrelo por donde dice ‘dragones’”.

“Los huérfanos aprenden mucho en las tabernas – pero no las letras”.

“Muy bien, debes encontrar el lugar conmigo”, dijo Ana. “Date prisa”, añadió, mientras el sonido de los perros se acercaba.

Sin saber si tenía más miedo de los hechizos de Ana o del peligro que se aproximaba, Jenny hizo lo que se le pedía. Pasó páginas, echó hierbas en el fuego, roció agua en el fogón, repitió extrañas sílabas y obedientemente avivó con aire las llamas azuladas que crecían en el fuego. El sonido de los sabuesos se acercaba más y más, los ecos se repetían cada vez más rápidamente. Un grito se unió al clamor de los perros, y Jenny miró por la puerta.

“Ana, no está funcionando. Gracias por intentarlo, pero es demasiado tarde. Quizá es porque no creo en lo que estoy haciendo, y si es así, lo siento. Pero no puedo permanecer aquí y ver cómo te mata a ti también. Me marcho”.

Cuando dio un paso para salir por la puerta, ésta se cerró desde fuera por un violento golpe de aire caliente.

“Si te marchas, moriré de todas formas”, dijo Ana. “¡Miserable elemental, date prisa!”

Los ladridos se transformaron en aullidos cuando los sabuesos rodearon la casa.

“¡Sal, Jenny!”, gritó la voz de un hombre. “O prenderé fuego a la casa. Huyes de mí, y ahora sufrirás por ello”.

“¡Líate una cuerda y hazle un nudo y engánchate a la boca de un tiburón, Kurt, cazón cobarde!”, gritó Jenny, agarrando un cuchillo de trinchar.

Ana siguió mascullando sus hechizos al igual que la rica corriente de improperios vertidos por la moza de la taberna.

“… y que ardas allí”, gritó Jenny cuando finalmente se quedó sin aliento.

La casa de campo retumbaba como un tambor al ser golpeado, y el tejado crujía bajo un gran peso. Encima había un siseo y un rugido como los de un poderoso alto horno, y la única ventana pequeña era golpeada por una cola retorcida y escamosa.

“¿Qué haces aquí, hombre?”, dijo una horrible voz desde lo alto.

Las dos mujeres se miraron, mientras fuera los perros lloriqueaban de miedo.

“He venido a llevarme a casa a mi mujer y al hijo que lleva en su interior”, dijo Kurt con el tono de un hombre que era más bien ofendido que ofensor.

“Tonterías”, dijo la terrible voz. “Has venido a vengarte de ella”.

“No, magnífico dragón”, trató de persuadirle Kurt. “He venido sólo a llevarme lo que es mío y a cuidarlo con delicadeza. Deseo sólo corregir sus errores con ternura y moldear su naturaleza testaruda y…”

“¡Mentiras!”, bramó el dragón. “Yo, Santosh Raal-Zurmath, detesto las mentiras. ¡Arrepiéntete!”

“Oh, dragón, ¿qué puedo hacer por ti?”, trató de engatusarle Kurt. “Ya lo sé. ¿Por qué no tomas a mi mujer? Es cariñosa y rolliza, y sería una comida apetitosa. Sácala de la casa, devórala y déjame ir libremente”.

“¡La cobardía!”, dijo el dragón, enfurecido. “¡La detesto aún más!”

El aire de la casa se calentó como el de un horno. La cola del dragón golpeaba los muros, y donde tocaba salía humo.

“No exageres, Santosh”, dijo Ana tajantemente. “Queremos ser rescatadas, no horneadas vivas”.

El sonido de pies que corrían llegó a las mujeres por encima del crepitar de una repentina llamarada azul sobre la chimenea. Un destello de luz inundó la pequeña habitación, y con un trueno se abrió la puerta. Jenny se tiró al suelo tapándose los oídos con las manos. Una figura enrollada y con llameante cruzó el cielo como un rayo por encima de las cumbres de las montañas, y abajo donde el camino giraba hacia la casita de campo había una columna de humo aceitoso. Detrás había cinco trozos más pequeños, en la zona de hierba y de musgo, ardiendo.

“Bueno”, dijo Ana aspirando el olor sulfuroso que había en la casita, “me gustaría que Peder hubiera visto esto. Nunca tenía mucho tiempo para Santosh Raal-Zurmath, pero digo que ¡es un dragón que sabe hacer bien su trabajo!”

“Dulce madre”, exclamó Jenny. “Nunca más volveré a dudar de ti, Ana”.

“Bien”, dijo Ana. “Porque tengo mucho que enseñarte, y no dispongo de mucho tiempo. Primero debes aprender a leer. Después toca el conocimiento de las hierbas y el aprendizaje de los bosques, y el alumbramiento – no debemos olvidar eso – y conjuros y encantamientos y…”

Se detuvo y miró, ansiosa, a Jenny.

“¿Te quedarás?”, le preguntó muy suavemente.

“Por supuesto”, dijo Jenny, mientras se levantaba del suelo y se sacudía espinas de alerces de su pelo. “¿Cuándo empezamos?”

* * *

“Me ha gustado esta historia”, dijo Petra. “Ana sabía lo que quería, y Jenny también”.

“Santosh Raal-Zurmath era un dragón terrorífico también”, dijo Daniel. “¡Puff! ¡Y Kurt se convierte en humo!”

“¿Eres tú también un dragón de fuego?”, preguntó Petra.

“Tengo mis momentos”, dijo el Dragón modestamente.

“Sólo preguntaba”, dijo Petra, “porque empieza a hacer frío, y me preguntaba que si recogemos algo de madera que trae la marea, si te importaría que encendiéramos un fuego”.

“Observa”, dijo el Dragón.

La enorme cabeza se alzó muy por encima de ellos y el hocico apuntó a la roca sobre la cual había descansado su escamosa barbilla. Hubo un sonido como el de un escape de vapor, y la roca empezó a brillar. En unos instantes, el aire caliente se quedó en el interior de las alas del Dragón, que las había plegado en forma de tienda, rodeando a los dos niños. Daniel acercó sus manos a la roca y se calentó los dedos.

“¿Esto significa que nos vas a contar otra historia?”, preguntó Petra.

“Daniel, dijiste que la Princesa tendría una buena vida”, dijo el Dragón. “¿Te gustaría escuchar otra historia sobre ella?”

“Oh, sí”, corearon Petra y Daniel.

Y el Dragón contó la historia de la Reina y el surcador de mares.

—Seymour Hamilton

traducción de Susana Martín Puya

Las ediciones electrónicas de La Princesa valiente (And meanwhile, in English…)

TLP Esp¡Llegó el gran debut!  El resultado de mucho trabajo duro fundado en el amor de estos cuentos tan especiales, La Princesa valiente de Seymour Hamilton ya se encuentra a la venta en ediciones electrónicas. ¡La edición en tapa blanda llegará pronto, también!

Petra y Daniel tienen poco interés en el pueblo pintoresco de pescadores que sus padres los han obligado a visitar de vacaciones. Ellos no saben que este pueblo tiene un legado de dragones. Más divertido que la exploración de museos o ruinas pintorescas, una pequeña piedra en una playa desierta les ofrece la posibilidad de realizar magia, discutir con seres elementales, robar corazones, ir a la guerra, escribir poesía, escapar de un bucanero, y navegar el barco la Princesa valiente.

Su mundo gris de llovizna nunca será lo mismo.

Del genio del autor famoso de la Trilogía Astreya, estas historias fantásticas y ligeramente melancólicas resonarán con las preguntas profundas que te haces mientras realices las tareas diarias.

Puedes leer más sobre y por Seymour Hamilton yendo a la página SeymourHamilton.com. Allí encontrarás links para descargas de podcasts gratuitos de La Trilogía Astreya y La Princesa valiente, leídos por su autor en inglés.

Kindle | Kindle Canada | Kindle España | Kindle México | Nook | Kobo

9781937291464Meanwhile, in English… The Laughing Princess‘s ebook editions have undergone a facelift with new covers based on the artwork of Shirley Mackenzie. They match the gorgeous Spanish editions.

Check them out in their accustomed e-stores (we’re still waiting on some of them), and also in expanded distribution to Book Country (with more to come!). A new soft cover edition should come out before the end of the year — watch this space to find out when!

Kindle  | Kindle UK | Kindle CanadaNook | Kobo | Book Country

Un hogar en los árboles en tapa blanda

Un hogarRoxane McHenry, conocedora del buen gusto y autora de los Unruly Guides, dice, “La trama rápidamente se convirtió en lo que no sospechaba. Me encantaba ver el mundo a través de los ojos de Emma.”

Otra lectora sagaz comenta que es “Una fantasía estilizada de los beneficios y peligros del amor, del dinero, y de los estudios que no podrás dejar de leer hasta terminar.”

¿De qué hablan? ¿Será la novela ideal? Es Un hogar en los árboles de Jessica Knauss.

Emma no sabe qué hacer con su vida, ni antes ni después de la muerte de su marido extraño y distante. Se encuentra atrapada en su finca, alejada de la realidad. Entonces llega a la finca Geraldine, una indigente que le ayuda a entender que su vida no ha sido nada más que una suave pesadilla. ¿Tendrá Emma el coraje y las fuerzas necesarios para seguir adelante y forjarse una vida propia a su manera?

Una narración un poco absurda, surrealista en la tradición de Buñuel y simbolista a la manera de Guillermo del Toro, pero que despierta emociones secretas y muy reales en todo quien lo lea.

Además es un relato corto, femenino e inspirador para el verano o cualquier estación, ya en una edición con tapa blanda.

Se puede mirar y comprar en Amazon o bien en CreateSpace, o muy pronto pedirlo en cualquier librería que te guste. Si tienes problemas no dudes en contactarnos.

Y queda dicho que ya es disponible en todos los medios de libro electrónico que puedes leer en dispositivos de lectura, en tu teléfono, en tu iPad, o incluso en tu ordenador: Kindle | Kindle España | Nook | Kobo | Sony | Google Play

Recordatorio: Versión tapa blanda = versión digital más cara

Un hogar

La versión tapa blanda de Un hogar en los árboles llega muy pronto. ¡La edición nos parece perfecta! Esperamos que no haya problemas, pero debe llegar a las tiendas en la web para la semana que viene como muy tarde.

Para no olvidar: La edición electrónica se pondrá más cara al llegar la tapa blanda. ¡Hazte con tu ejemplar ya! Ya vendió más copias de lo que esperábamos… Es un libro un poco absurdo — y absurdamente interesante para las mujeres y los hombres que las quieren.

Kindle | Kindle España | Nook | Kobo